miércoles, 24 de enero de 2024

“Torturitas” y terrorismo “light”

“Torturitas” y terrorismo “light”

 




            A medida que van pasando las semanas vamos comprobando cómo la regulación de la amnistía se va alejando cada vez más de los parámetros constitucionales. El debate ya no se centra en la constitucionalidad de “la” amnistía con carácter general, sino en la manifiesta arbitrariedad de “esta” amnistía. En efecto, la proposición de ley orgánica, además del problema global de su inconstitucionalidad, plantea en algunos aspectos problemas específicos de gravedad, derivados de la falta de certeza y seguridad jurídica, y también de la contradicción, cada vez más manifiesta, con algunos parámetros europeos. Y algunas de las enmiendas cuya aprobación se anuncia no hacen sino acentuar estos problemas, haciendo cierta esa idea de que nada va tan mal que no sea susceptible de empeorar. Pondré solo un par de ejemplos. El artículo 2, b) de la proposición excluye de la amnistía “Los actos tipificados como delitos de torturas o de tratos inhumanos o degradantes con arreglo al artículo 3 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, siempre que superen un umbral mínimo de gravedad”. Pero es que la tortura, de acuerdo con la jurisprudencia del mismo Tribunal Europeo de Derechos Humanos y todos los instrumentos internacionales aplicables, se define precisamente por su intensidad, ya que se refiere a los supuestos particularmente graves de lesión de la integridad física y moral. Así que conceptos como “tortura leve” o “tortura menos grave” son expresiones que encierran una contradicción en los propios términos, y será muy difícil definirlos (y bastante vergonzoso aplicar este concepto).

            

En cuanto al terrorismo, ya la proposición, de forma muy criticable, exceptuaba de la amnistía estos delitos si no había recaído sentencia firme. Pero ahora se anuncia una enmienda que permitirá amnistiarlos aun cuando haya recaído sentencia, salvo que “hayan causado violaciones graves de derechos humanos”. De nuevo nos encontramos con una definición bastante incoherente, que causará problemas de seguridad jurídica, y que parece chocar frontalmente contra el derecho europeo, en concreto la Directiva de la UE de 15 de marzo de 2017, relativa a la lucha contra el terrorismo, que tipifica con precisión una amplia serie de actos que los Estados miembros deben castigar como delitos terroristas cuando se persiguen fines como obligar indebidamente a los poderes públicos a realizar un acto, desestabilizar gravemente o destruir las estructuras políticas o constitucionales de un país. Muchos de estos actos son lesivos de los derechos humanos, y todo terrorismo es un ataque a la democracia, sin que sea aceptable en términos europeos esa especie de “terrorismo light” que ahora se considera susceptible de amnistía.


(Fuente de la imagen:dia-internacional-contra-la-tortura )

Sergio García Ramírez

Sergio García Ramírez

 






            Era conocido por cualquier jurista, y en México seguramente por cualquier ciudadano. En España, quizá, no tengan noticia de él los no expertos en Derecho, pero conviene que a veces las personas no especializadas sepan el inmenso valor de la obra y las aportaciones de algunas personas al mundo del derecho y, más ampliamente, al servicio público. Ocupó muy relevantes cargos institucionales, como Procurador General de la República, y fue también juez y presidente de la Corte Interamericana, que es, mutatis mutandis, el equivalente a nuestro Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Sus estudios e investigaciones en materia jurídica poseen una incuestionable relevancia, siendo uno de los más prestigiosos estudiosos del Derecho Procesal Constitucional.

 



    Siendo todo esto de enorme relevancia, no queda por encima de sus magníficas cualidades humanas. Trabajador, responsable, cumplidor, cabal, muy modesto y sencillo, serio, pero con un continuo y admirable sentido del humor. Comprenderán que, en estos momentos en los que apenas hace unos días que no está entre nosotros, me dé cuenta del gran lujo que ha supuesto para mí conocerle, y tratarle de forma cercana en los últimos años. Como él presidía la Corte Interamericana de Derechos Humanos cuando, en el caso Almonacid Arellano contra Chile, fue instaurada una institución de tanta trascendencia como el control de convencionalidad, yo le decía que él era “el John Marshall del control de convencionalidad”, pero él no quería admitir la trascendencia de esta y otras de sus aportaciones. Disfruté de su hospitalidad en México, en su casa, donde he podido ver una de las bibliotecas privadas más impresionantes que conozco. Y disfruté de su compañía cada vez que aceptó nuestra invitación a formar parte del elenco de profesores de nuestra especialidad en Justicia Constitucional, de la que era asiduo. Por estas tierras manchegas compartimos más de un periplo, a veces acompañados de nuestro común amigo Luis Arroyo Zapatero. Compartíamos tanto… y no solo aficiones e intereses, sino también una discípula común o “compartida” como es la doctora Julieta Morales. Don Sergio dejó escrito que no quería homenajes tras su fallecimiento, pero las ideas y aportaciones que transmitimos a la comunidad, y en este caso a la comunidad jurídica, dejan de pertenecernos para formar parte de un patrimonio común inmaterial. Y, desde luego, nos sobreviven. Así que me parece imprescindible proclamar al menos el reconocimiento que merece una persona cuyo legado es inmenso, y cuya calidad humana estaba muy por encima de lo común. Y expresar el valor de su obra. Muchas gracias por tanto, don Sergio. Y un fuerte abrazo a Carmen y demás allegados. 

miércoles, 10 de enero de 2024

¿La tercera reforma?




 

            Pues aunque parezca increíble, PP y PSOE parecen haberse puesto de acuerdo en algo, y han presentado conjuntamente una proposición para la reforma del artículo 49 de la Constitución. Aquí no se puede asegurar nada con certeza, pero si nada rompe este frágil acuerdo, esta proposición (que retoma propuestas anteriores que fueron luego abandonadas por el camino) llegará a convertirse en la tercera reforma constitucional, después de las de 1992 y 2011. Yo creo que todo consenso es positivo, y además este acuerdo político refleja un acuerdo social que probablemente va en la misma línea, que además parece del agrado de la mayoría de las asociaciones y entidades del sector de la discapacidad. Con la brevedad que exige este comentario de urgencia, se pueden señalar dos aspectos fundamentales en la reforma: uno propiamente terminológico, y otro relativo al sentido último del precepto. 

            Comenzando por el primero, lo más destacado es que se sustituye la terminología “disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos” por la de “personas con discapacidad”. Nunca me han parecido muy importantes estas cuestiones terminológicas, y además parece que para referirse a ciertas realidades lo que nace como un eufemismo termina convirtiéndose en una palabra tabú (pensemos que antes de ”disminuidos” se utilizaban otros términos más ofensivos, y luego el de minusválidos, que pronto fue sustituido por este que ahora se quiere incorporar a la Constitución). Si bien lo pensamos, disminuidos, minusválidos, discapacitados… todo ello expresa la misma idea, que solo se soslaya si se utilizan otras expresiones realmente vacías de significado, como la de quienes proponen “personas con capacidades diferentes” o similares. Dicho esto, no está mal adaptarse a las expresiones que en este momento no tienen esas connotaciones peyorativas, y lo de “disminuidos” hoy prácticamente hace daño al oído y a la vista de quien lo escucha o lee… En cuanto a lo segundo, parece apuntarse a la superación del llamado modelo médico, que aborda estas situaciones como patologías que deben “tratarse” o ser objeto de rehabilitación (léase el actual art. 49) por una concepción más social, que pone el centro en la autonomía, la inclusión y la accesibilidad, lo que supone una tendencia a adaptar el entorno. Por último, hay una mención específica a las mujeres y menores con discapacidad, que aunque pueda considerarse insuficiente o incompleta (podría incluirse otra a las personas de la tercera edad con discapacidad, por ejemplo), sigue también las tendencias del momento. En suma, no es fácil saber qué consecuencias prácticas concretas puede tener la reforma, pero refleja uno de los pocos consensos del momento, con el simbolismo que también deriva de la constitucionalización de esta concreta redacción. 


(Fuente de la imagen:https://www.cocemfe.es/informate/noticias/cocemfe-celebra-la-reforma-constitucional-que-apuesta-por-los-derechos-e-inclusion-de-las-personas-con-discapacidad/)

viernes, 5 de enero de 2024

 

Carta a los Reyes

 


            Sí, majestades, lo sé. Lo de la paz mundial está ahora “un poco chungo”, y tampoco quisiera ponerles a prueba ni nada de eso. Además, tampoco sé si he sido (hemos sido) tan bueno como para merecer eso… así que vamos a ver si es posible alguna de estas cosas, más cotidianas, más de andar por casa, y que además sé que requieren un firme propósito por parte del que escribe. Pero con vuestra ayuda seguro que es más fácil, así que vamos a ello. En primer lugar, os pido que NO me traigáis libros digitales que no tengan indicación de la página. Me da exactamente igual que me indiquen la “posición”, que no sé muy bien lo que es eso, o el porcentaje leído o por leer, que lo puedo calcular a ojo en la misma barrita de progreso (aunque era mucho más fácil en los libros en papel). Pero lo que quiero es que indiquen el numerito de página para poder hacer correctamente las p… citas cuando haga falta. Porque resulta que para citar un libro hay que indicar la página. Así está la cosa. No es tan difícil, ¿vale?

            Luego, me gustaría en este año visitar al menos alguna ciudad que NO tenga un rótulo con letras grandes indicando su nombre para que la gente se haga una foto. Y cuando vaya a las que sí tienen el ridículo rótulo, os pido que sea capaz de resistirme a la ridícula tentación de hacerme la foto en el rótulo. También os pediría que, con un poco de suerte, alguien me invite a participar en algún congreso en el que NO se aborde la problemática de la inteligencia artificial y el derecho, o los derechos, o lo que sea. De los otros ya tengo muchos, lo difícil es alguno de estos, en los que se hable de otros temas constitucionales. Y ya que estamos con temas de congresos, os pediría que cuando vayamos a entrar en los debates yo NO impute a mis oponentes “endeblez argumental” o superficialidad. Incluso aunque lo piense. Porque tampoco es necesario ser tan sincero. Bueno, si alguna vez es necesario, pues lo digo, pero si no, os pido que me ayudéis a morderme la lengua, en estas ocasiones y en otras parecidas. Y bueno, como me quedan unas líneas, la verdad es que os voy a pedir también NO volver a escuchar “All I want for Christmas is you” durante los próximos once meses y medio, y menos si es la versión de Mariah Carey. Y luego os pido paciencia para, una vez transcurridos esos once meses y medio, no renegar demasiado cuando la escuche. Y para terminar, como todo lo que os he pedido es negativo, o sea cosas que en puridad no me tenéis que traer, pues voy a pedir algo en positivo, y es que en los congresos a los que me inviten se coma bien. Y si puede ser, que se beba bien también. Eso es todo.

 

(Fuente de la imagen:  https://www.julianmarquina.es/el-63-de-los-internautas-prefiere-los-libros-impresos-frente-a-los-electronicos/)

Verba volant?

 

Verba volant?

 


 

 

            Se supone que fue Cayo Tito quien en su discurso al Senado expresó aquello de que “verba volant, scripta manent”. Hoy suele emplearse la expresión como elogio de lo escrito, que permanece, frente a las palabras pronunciadas oralmente, a las que el viento se lleva. Pero algunos autores como Borges entendían que el sentido originario era justamente el contrario, es decir, un elogio del discurso verbal, en el que las palabras tienen alas y pueden ir de un lugar a otro, frente a la palabra escrita que de algún modo “yace” inerte. Sea como fuere, lo cierto es que, como en tantos otros aspectos, hoy las cosas “ya no son lo que eran”, de manera que no puede afirmarse sin más que a las palabras se les lleve el viento, ni tampoco que los escritos permanezcan. Muestra de esto último son las páginas web, cuyo texto escrito puede modificarse indefinidas veces, y no será tan fácil, al menos para el común de los mortales, acceder a versiones anteriores si no se tuvo la precaución de guardarlas de algún modo en su momento. Por eso es tan importante, en un escrito mínimamente riguroso, que las referencias web vengan acompañadas de la fecha de la consulta (o de la última consulta), porque el escrito podría no permanecer, y entonces la cita sería falsa si faltase ese dato de la fecha. Es verdad que en la “galaxia Gutemberg” -como seguramente recuerden los más viejos del lugar- los libros también tenían distintas ediciones; pero no era lo mismo, pues ni el cambio era tan sencillo y ágil, ni las ediciones anteriores desaparecían como por arte de magia…

 

            Pero ahora me quiero centrar en que tampoco es tan cierto eso de que a las palabras se las lleve el viento. Hoy nuestras vidas (salvo tal vez la de algún raro, pero raro de verdad) no se entienden sin el a la vez dichoso y maldito whatsapp, que para las nuevas generaciones ha venido a sustituir a las conversaciones directas, o incluso a las telefónicas, en tantas ocasiones. Pues bien, esta aplicación, acaso originariamente concebida como un instrumento para la comunicación privada, hoy se parece cada vez más a una red social. Además, permite combinar los “scripta” y las “verba”, y también contempla distintas configuraciones que, entre otras cosas, tienen que ver con lo que “manent” unos y otras. El caso es que alguien puede grabar ese inefable audio, habitualmente tan molesto para el que lo recibe cuando no puede escucharlo, como cómodo, útil y acaso necesario para el que lo transmite. Quien lo graba puede imaginarse que está hablando en la barra del bar tomando una cerveza, pero luego resulta que eso se puede usar incluso como prueba judicial. Bueno, por si acaso queda algo de cierto en el adagio, escritos dejo mis mejores deseos para mis lectores en el año 2024.

 

(Fuente de la imagen:  https://iesmaestropadilla.es/verba-volant-scripta-manent/ )

La lotería

 

La lotería

 


 

            Cada vez que un buen amigo me da un abrazo sincero, o me hace ver de cualquier manera que valora nuestra amistad, ya me ha tocado la lotería. Cada vez que un colega me dice -y me parece que lo hace de verdad- que le ha gustado mi exposición, o mi argumentación, o que le ha interesado mucho un escrito de mi autoría, me toca también una pequeña lotería. Si un discípulo dice o sé que siente reconocimiento por el esfuerzo que puedo hacer para ayudarle a mejorar, si en realidad veo cómo algunas personas pueden crecer y mejorar en muchos sentidos y yo he podido ayudar algo a que esto se produzca, me siento bendecido por la fortuna. Si alguna vez mis alumnos atienden, participan, se interesan, ya manifiesten su satisfacción o simplemente yo crea apreciarla, para mí es un pequeño premio. Si en alguna ocasión he discutido con alguien, o me he enfadado, o me he distanciado, y llega el momento de la reconciliación, el perdón y el olvido, el reencuentro, siento como si me hubiera tocado un buen premio de lotería. Cuando tengo la oportunidad de viajar, conocer nuevos lugares o volver a los ya conocidos, volver a convivir con seres queridos a quienes hacía tiempo que no veía, me parece que he sido agraciado. Cuando trabajo duramente, pero de alguna manera logro alcanzar a ver algún resultado positivo en todo ello, siento que ya he recibido alguna recompensa. Cuando -a veces sin esperarlo- me parece haber logrado esa foto que refleja tan bien lo que quiero transmitir, o simplemente cuando alguno de mis lectores me dice que ha leído mi columna y le ha gustado o le ha parecido interesante, de algún modo me siento premiado. Cuando llego a un hotel y, sin pedirlo expresamente, la habitación tiene vistas, o el desayuno es el que a mí me gusta, me parece que he tenido fortuna. Vaya, hasta cuando gana el Atleti siento que me ha tocado una pequeña lotería. Y si iba perdiendo y al final empata, por lo menos es un reintegro...

Qué decir, entonces, de lo que se produce cuando encuentro un momento de paz o siento que Dios mira por mí. O cada vez que mi mujer, o mi madre, o mis hijos me dicen “te quiero mucho”… Entonces me toca el gordo de la lotería. Y bueno, es verdad, estas cosas no pasan siempre, y también hay algunos otros momentos menos afortunados. Pero esos… es mejor olvidarlos. Cuando escribo estas líneas, tengo guardados algunos décimos de lotería por si la suerte me acompaña en el sorteo de Navidad. Cuando la mayoría de mis queridos lectores las lean, puede que no me haya tocado nada. Pero si es así… me basta pensar en todas las veces que, a lo largo del año, he sido agraciado con estas pequeñas o grandes loterías. Y no puedo dejar de sentirme bastante afortunado. Muy feliz Navidad a todos. 

 

(Fuente de la imagen:  https://www.rtve.es/rtve/20231222/loteria-navidad-2023-decimos-segunda-vida/2468009.shtml)

Dios miente

 

Dios miente

 


 

 

         Este título indudablemente provocador es el del libro que quiero recomendar a mis lectores en esta ocasión. Su autor, Luis García Chico, es una persona a quien conozco bien y por quien profeso un sincero aprecio y afecto, porque fue hace años mi alumno, y ahora doctorando bajo mi dirección en nuestra Universidad, y sus aportaciones son siempre interesantes. No sabría si decir que es un jurista metido a filósofo (y teólogo), o un filósofo-teólogo que se dedica profesionalmente al derecho, pero en todo caso es un experto en teoría de la mentira (lo que no quiere decir experto en mentiras, de esos tenemos más en nuestra clase política). Precisamente “Teoría de la mentira” es el título de un trabajo más extenso y profundo de su autoría, pero hoy quiero detenerme en dar unas “pinceladas” sobre esta otra obra más breve y reciente.

 

            No puedo -ni tiene sentido que lo intentase- desgranar los argumentos de este libro, pero su tesis central es que Dios “puede mentir” y engañar, como sugiere el subtítulo. Para demostrarla se apoya en muy numerosas citas bíblicas -demostrando un amplísimo conocimiento de los libros sagrados- que se refieren a situaciones en las que Dios miente o engaña, o aprueba la mentira o el engaño con ciertas finalidades ¨nobles”. Dios permite esa mentira, y del mismo modo que algún autor trató de demostrar que Dios no puede ser solo bueno, García Chico entiende que tiene esa capacidad para mentir, y en términos de conjeturas señala que acaso efectivamente miente. Nos dice: “Dios no se equivoca, y si engañase acertaría”, o en resumen, “Dios metafísicamente es la Verdad, pero epistemológicamente es mentira”. Esto último fundamentalmente porque quienes le tratamos de conocerle somos por esencia limitados y nunca llegamos a entender la verdad. En realidad, en mi opinión, hay un cierto trasfondo escolástico en este debate, pues al igual que no sabemos si lo bueno es bueno porque Dios lo manda, o Dios lo manda porque es bueno, tampoco podemos saber si la Verdad es tal porque Dios lo decide, o Dios lo decide porque existe esa verdad. Yo tiendo a creer que es esto último. Pero lo que veo con más claridad, aunque no sé en qué medida estará el autor de acuerdo con esto, es que si podemos hablar de la mentira es porque existe la verdad, de modo que no tiene sentido afirmar “todo es mentira”, ya que es imposible definir la mentira sin aludir a la verdad. Por lo demás, si Dios miente -o incluso si solamente puede mentir- es porque existe, así que de algún modo la constancia de la mentira llegaría a ser una prueba lógica de que hay verdad, y el papel de Dios en esta dialéctica verdad-mentira nos habla de la existencia del mismo Dios, aunque la prueba de esto sea ya otra historia…